BATALLA DE AYACUCHO

9 de diciembre de 1824

Por Félix Orlando Giraldo Giraldo

¡Soldados! De los esfuerzos de hoy, pende la suerte

de América del Sur. Que otro día de gloria

corone vuestra admirable constancia”.

General Antonio José de Sucre

1795-1830

«La batalla de Ayacucho», Por Martín Tova y Tovar (1827-1902)

Siempre los gobernantes hablan de guerra y de paz. Entre los primeros, figura actualmente Joe Biden, de Estados Unidos, y sus súbditos de la Unión Europea y el Primer Ministro de Israel, Netanyahu, que ordenó el 7 de octubre de 2023 un genocidio contra la sitiada Palestina y su franja de Gaza. Y entre los que buscan la paz está el Presidente de Colombia, Gustavo Petro Urrego con su programa La Paz Total.

No debemos olvidar un glorioso pasado histórico lleno de resistencia y heroicidad de las colonias hispanoamericanas subyugadas por la monarquía española. Durante 300 años estos pueblos fueron sometidos violentamente por la corona española y la religión católica a su exterminio para apropiarse de sus bienes comunes. Y el próximo 9 de diciembre de 2023 se conmemoran 199 años de la Batalla de Ayacucho, que fue la más resonante victoria militar y políticadefinitivacontra España en sus ricas colonias.

¿Por qué evocar a Ayacucho? Simón Bolívar Palacios fue el que concibió estratégicamente dicha batalla. Antonio José de Sucre fue su Comandante Militar y José María Córdova fue quien definió la victoria final.

El Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre arenga a su batallón Vencedores así:

¡Vencedores! Desde las orillas del Apure hasta del Apurimac, habéis marchado siempre en triunfo. El brillo de vuestras bayonetas ha conducido vuestra libertad a todas partes, y el ángel de la victoria está tejiendo en este instante las coronas de laurel con que serán ceñidas vuestras sienes en este día de gloria para la patria. Viva la libertad”. (Apure y Apurimac son dos caudalosos y portentosos ríos).

Pero fue el general antioqueño José María Córdova (1799-1829) quien definió militarmente la victoria. Su grito de guerra fue decisivo:

¡División! ¡De frente! ¡Armas a discreción! ¡Paso de vencedores! ¡Marchen!

En las guerras de independencia el máximo honor del triunfo era una corona de laurel, que significa la inmortalidad. Hoy los mercenarios asesinan por dinero.

Ayacucho, que en lengua quechua significa “rincón de los muertos”, fue un magnífico teatro de operaciones militares donde lucharon cuerpo a cuerpo 9310 realistas (monárquicos) y 5780 independientes (colombianos, peruanos, chilenos, argentinos, ingleses, irlandeses, polacos, alemanes). Al final de la batalla, fueron hechos prisioneros de guerra el Virrey La Serna, 15 generales, 16 coroneles, 68 tenientes coroneles, 484 oficiales y 3200 sargentos, cabos y soldados. A ninguno se les fusiló, torturó ni violó, como es costumbre en las guerras no convencionales actuales. Entre ambos ejércitos se firmó la Capitulación de Ayacucho, la cual fue muy generosa y no vengativa.

Al saber Bolívar del triunfo de Ayacucho, expresó esta proclama:

¡Soldados colombianos” ¿En dónde no habéis triunfado? Un mundo entero está lleno con los trofeos de vuestras victorias; pero Ayacucho semejante al Chimborazo, levanta su cabeza erguida sobre todas”.

¡Qué diferencia con las “proclamas de los comandantes de ejércitos cuando dicen a sus soldados:

barriles de sangre (General Mario Montoya, Comandante del Ejército de Colombia).

Estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia (Yoav Gallant, Ministro de Defensa de Israel).

En un glorioso pasado se combatía por la libertad. Los imperios no pelean sino que roban y asesinan. Ya lo dijo el pensador cubano José Martí:

Los que pelean por la ambición, por hacer esclavos a otros pueblos, por tener más mando, por quitarle a otro sus tierras, no son héroes sino criminales”.

Bolívar, que además de estadista fue un militar y un gran guerrero, afirmó:

El verdadero guerrero se gloria solamente de vencer a sus enemigos, mas no de destruirlos”.

El próximo año, 2024, se cumplen 200 años de la Batalla de Ayacucho. La conmemoración tiene que ser internacionalista, para evocar y aprender de dicho grandioso episodio emancipador de la América Hispana: la Resistencia y la Unidad de los Pueblos, que fue otro proyecto político de El Libertador, quien dos días antes de la decisiva batalla, el 7 de diciembre de 1824, envió una nota a los gobiernos hispanos con un mensaje de urgencia para la realización del Congreso Anfictiónico en la ciudad de Panamá en 1826, así:

Después de quince años de sacrificios consagrados a la libertad de América, por obtener un sistema de garantías que, en paz y en guerra, sea el escudo de nuestro nuevo destino, es tiempo ya de que los intereses y las relaciones que unen entre sí a las repúblicas americanas, antes colonias españolas, tengan una base fundamental que eternice, sí es posible, la duración de estos gobiernos”.

El Presidente de Colombia, Gustavo Petro Urrego, es un estudioso de Bolívar. En su discurso de posesión como Presidente el 7 de agosto de 2022, lo hizo suspender hasta tanto no trajeran la espada de Bolívar (no fue autorizada su exhibición por el Presidente saliente, Iván Duque Márquez). Luego de mostrarla –fue una orden-. Petro expresó:

Hagamos realidad esa unidad con la que soñaron nuestros héroes como Bolívar, San Martín, Sucre y O’Higgins. No es una utopía, ni es romanticismo. Es el camino para hacernos fuertes en este mundo complejo”.

La celebración de los 200 años de la Batalla de Ayacucho el próximo 2024 es el gran reto por cumplir no solo para los Países Bolivarianos hijos de su espada, lucha y pensamiento, sino para todos los movimientos, grupos y partidos progresistas, en pos de continuar con el gran legado de Bolívar: la Unidad política, económica y cultural de los países hispanoamericanos y caribeños.

José María Córdoba

Arturo Michelena

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